La
evolución humana (u
hominización) explica el proceso
de evolución biológica de la especie humana desde sus ancestros hasta el
estado actual. El estudio de dicho proceso requiere un análisis
interdisciplinar en el que se aúnen conocimientos procedentes de
ciencias como la genética, la antropología física, la paleontología, la estratigrafía, la geocronología, la arqueología
y la lingüística.
El término
humano, en el contexto de su evolución, se refiere a
los individuos del género
Homo. Sin embargo, los estudios de la
evolución humana incluyen otros homininos,
como
Ardipithecus,
Australopithecus, etc. Los científicos
han estimado que las líneas evolutivas de los seres humanos y de los
chimpancés se separaron hace entre 5 y 7 millones de años. A partir de
esta separación la estirpe humana siguió ramificándose originando nuevas
especies, todas extintas actualmente a excepción del
Homo
sapiens.
- 1 Etapas en la evolución
humana
- 1.1 Los pre-australopitecinos
- 1.2 Los
australopitecinos
- 1.3 Los primeros Homo
- 1.4 El poblamiento de
Eurasia
- 1.5 Nuevos orígenes en
África
- 2 Homo sapiens
- 2.1 Migraciones
prehistóricas de Homo sapiens
- 3 Bipedestación
- 3.1 Ventajas y
desventajas de la bipedestación
- 4 Aspectos morfológicos
- 4.1 Diferencias con
otros primates
- 4.2 Liberación de los
miembros superiores
- 4.3 Visión
- 4.4 Especialización
- 4.5 Tabla comparativa de
las diferentes especies del género Homo
- 5 Aparición del lenguaje
simbólico
- 6 Cerebración
- 7 Cuadro sinóptico de la
evolución humana
- 8 Futuro de la evolución
humana
- 9 Referencias
- 9.1 Notas
- 9.2 Bibliografía
complementaria
- 10 Véase también
- 11 Enlaces externos
|
Etapas
en la evolución humana
Los pre-australopitecinos
Los primeros posibles homínidos
bípedos (homininos) son
Sahelanthropus
tchadiensis (con una antigüedad de 6 ó 7 millones de años),
Orrorin tugenensis (unos 6 millones de años) y
Ardipithecus
(entre 5,5 y 4,5 millones de años). Los fósiles de estos homínidos son
escasos y fragmentarios y no hay acuerdo general sobre si eran
totalmente bípedos. No obstante, tras el descubrimiento del esqueleto
casi completo apodado Ardi, se han podido resolver algunas dudas al respecto;
así, la forma de la parte superior de la pelvis
indica que era bípedo y que caminaba con la espalda recta, pero la forma
del pie, con
el dedo
gordo dirigido hacia adentro (como en las manos) en vez de ser
paralelo a los demás, indica que debía caminar apoyándose sobre la parte
externa de los pies y que no podía recorrer grandes distancias.
[1]
Los
australopitecinos
Reconstrucción de
Australopithecus afarensis.
Los primeros homininos de los que se tiene la seguridad de que fueron
completamente bípedos son los miembros del género
Australopithecus, de los que se han
conservado esqueletos muy completos (como el de la famosa Lucy).
Este tipo de hominino prosperó en las sabanas
arboladas del este de África entre 4 y 2,5 millones de años atrás con
notable éxito ecológico, como lo demuestra la radiación que experimentó,
con al menos cinco especies diferentes
esparcidas desde Etiopía y el Chad hasta Sudáfrica.
Su desaparición se ha atribuido a la crisis climática que se inició
hace unos 2,8 millones de años y que condujo a una desertificación de la
sabana con la consiguiente expansión de los ecosistemas abiertos,
esteparios. Como resultado de esta presión evolutiva, algunos
Australopithecus
se especializaron en la explotación de productos vegetales duros y de
escaso valor nutritivo, desarrollando un impresionante aparato
masticador, originando al
Paranthropus;
otros
Australopithecus se hicieron paulatinamente más
carnívoros, originando a los primeros
Homo.
Los primeros Homo
Reconstrucción de
Homo habilis
No se sabe con certeza qué especie originó los primeros miembros del
género
Homo; se han propuesto a
A. africanus,
A. afarensis y
A. garhi, pero no hay un acuerdo
general. También se ha sugerido que
Kenyanthropus platyops pudo ser
el antepasado de los primeros
Homo.
[2]
Clásicamente se consideran como perteneciente al género
Homo
los homínidos capaces de elaborar herramientas de piedra. No obstante,
esta visión ha sido puesta en duda en los últimos años; por ejemplo, se
ha sugerido que
Australopithecus ghari, hace 2,5 millones de años
fue capaz de fabricar herramientas.
[3]
Las primeras herramientas eran muy simples y se encuadran en la industria lítica conocida como Olduvayense
o Modo 1. Las más antiguas proceden de la región de Afar (Etiopía)
y su antigüedad se estima en unos 2,6 millones de años,
[4]
pero no existen fósiles de homínidos asociados a ellos (ver El artesano olduvayense).
De esta fase se ha descrito dos especies,
Homo rudolfensis y
Homo
habilis, que habitaron África Oriental entre 2,5 y 1,8 millones de años atrás,
que a veces se reúnen en una sola. El volumen craneal de estas especies
oscila entre 650 y 800 cm³.
El
poblamiento de Eurasia
Reconstrucción de
Homo ergaster.
Distribución geográfica y temporal del género
Homo. Otras
interpretaciones difieren en la taxonomía y distribución geográfica.
Excavación en el yacimiento de Gran Dolina, en Atapuerca (Provincia de Burgos).
Esta es sin duda la etapa más confusa y compleja de la evolución
humana. El sucesor cronológico de los citados
Homo rudolfensis y
Homo
habilis es
Homo
ergaster, cuyos fósiles más antiguos datan de hace
aproximadamente 1,8 millones de años, y su volumen craneal oscila entre
850 y 880 cm³.
Morfológicamente es muy similar a
Homo
erectus y en ocasiones se alude a él como
Homo erectus
africano. Se supone que fue el primero de nuestros antepasados en
abandonar África; se han hallado fósiles asimilables a
H. ergaster
(o tal vez a
Homo habilis) en Dmanisi (Georgia),
datados en 1,8 millones de años de antigüedad y que se han denominado
Homo georgicus que prueban la temprana salida de
África de nuestros antepasados remotos.
[5]
Esta primera migración humana condujo a la diferenciación de dos
linajes descendientes de
Homo ergaster:
Homo erectus en Extremo Oriente (China, Java)
y
Homo antecessor/Homo cepranensis en Europa (España,
Italia).
Por su parte, los miembros de
H. ergaster que permanecieron en
África inventaron un modo nuevo de tallar la piedra, más elaborado,
denominado Achelense o Modo 2 (hace 1,6 ó 1,7 millones de
años). Se ha especulado que los clanes poseedores de la nueva tecnología
habrían ocupado los entornos más favorables desplazando a los
tecnológicamente menos avanzados, que se vieron obligados a emigrar.
Ciertamente sorprende el hecho que
H. antecessor y
H. erectus
siguieran utilizando el primitivo Modo 1 (Olduvayense),
cientos de miles de años después del descubrimiento del Achelense. Una
explicación alternativa es que la migración se produjera antes de la
aparición del Achelense.
[6]
Parece que el flujo genético entre las poblaciones africanas, asiáticas y
europeas de esta época fue escaso o nulo.
Homo erectus pobló
Asia Oriental hasta hace solo unos 50.000 años (yacimientos del río Solo en Java) y
que pudo diferenciar especies independientes en condiciones de
aislamiento, como
Homo floresiensis de la Isla de Flores (Indonesia). Por
su parte, en Europa se tiene constancia de la presencia humana desde
hace casi 1 millón de años (
Homo antecessor), pero se han hallado herramientas
de piedra más antiguas no asociadas a restos fósiles en diversos
lugares. La posición central de
H. antecessor como antepasado
común de
Homo neanderthalensis y
Homo
sapiens ha sido descartada por los propios descubridores de los
restos (Eudald Carbonell y Juan Luis Arsuaga).
Los últimos representantes de esta fase de nuestra evolución son
Homo heidelbergensis en Europa, que
supuestamente está en la línea evolutiva de los neandertales, y
Homo rhodesiensis en África que sería el
antepasado del hombre moderno.
Una visión más conservativa de esta etapa de la evolución humana
reduce todas las especies mencionadas a una,
Homo
erectus, que es considerada como una especie politípica de
amplia dispersión con numerosas subespecies y
poblaciones interfértiles genéticamente interconectadas.
Nuevos
orígenes en África
La fase final de la evolución de la especie humana está presidida por
tres especies humanas inteligentes, que durante un largo periodo
convivieron y compitieron por los mismos recursos. Se trata del Hombre
de Neanderthal (
Homo neanderthalensis), la especie del homínido de Denisova y el hombre
moderno (
Homo sapiens). Son en realidad historias
paralelas que, en un momento determinado, se cruzan.
El Hombre de Neanderthal surgió y evolucionó en Europa y Oriente
Medio hace unos 230.000 años,
[6]
presentando claras adaptaciones al clima frío de la época (complexión
baja y fuerte, nariz ancha).
El homínido de Denisova vivió hace 40.000 años en los montes Altai y probablemente en otras áreas en
las cuales también vivieron neandertales y sapiens. El análisis del ADN mitocondrial indica un
ancestro femenino común con las otras dos especies hace aproximadamente
un millón de años.
[10]
La secuencia de su genoma ha revelado que habría compartido con los
neandertales un ancestro hace unos 650.000 años y con los humanos
modernos hace 800.000 años. Un molar
descubierto presenta características morfológicas claramente diferentes a
las de los neandertales y los humanos modernos.
[11]
Los fósiles más antiguos de
Homo sapiens datan de hace unos
200.000 años (Etiopía). Hace unos 90.000 años llegó al Próximo Oriente donde se encontró con
el Hombre de Neanderthal que huía hacia el sur de la glaciación que se
abatía sobre Europa.
Homo sapiens siguió su expansión y hace unos
45.000 llegó a Europa Occidental (Francia);
paralelamente, el Hombre de Neanderthal se fue retirando, empujado por
H.
sapiens, a la periferia de su área de distribución (Península ibérica, mesetas altas de Croacia),
donde desapareció hace unos 28.000 años.
Aunque
H. neanderthalensis ha sido considerado con frecuencia
como subespecie de
Homo sapiens (
H. sapiens neanderthalensis),
el análisis del genoma mitocondrial completo de fósiles de
H.
neanderthalensis sugieren que la diferencia existente es suficiente
para considerarlos como dos especies diferentes, separadas desde hace
660.000 (± 140.000) años.
[12]
(ver el apartado "Clasificación" en
Homo
neanderthalensis).
Se tiene la casi plena certeza de que el Hombre de Neandertal no es
ancestro del ser humano actual, sino una especie de línea evolutiva
paralela derivada también del
Homo
erectus/Homo ergaster a través del eslabón
conocido como
Homo heidelbergensis. El neandertal coexistió
con el
Homo sapiens y quizá terminó extinguido por la competencia
con nuestra especie. Si existió algún mestizaje entre ambas especies,
el aporte a la especie humana actual ha sido, en lo genético, inferior
al 5% (un arqueólogo y paleoantropólogo que defendía la hipótesis de una
fuerte mixogénesis de las dos especies ha sido descubierto como
falsificador de "pruebas"; en efecto, existe actualmente casi total
escepticismo de que ambas especies hayan sido interfértiles). En cuanto
al llamado Hombre de Cro-Magnon corresponde a las
poblaciones de Europa Occidental de la actual especie
Homo sapiens.
Homo sapiens
Artículo
principal: Origen de los humanos modernos.
Los parientes vivos más cercanos a nuestra especie son los grandes simios: el gorila, el chimpancé, el bonobo
y el orangután.
Demostración palmaria de este parentesco es que un mapeo del genoma
humano actual indica que
Homo sapiens comparte casi el 99% de los
genes con el
chimpancé y con el bonobo. Para mayor precisión, el genoma de
cualquier individuo de nuestra especie tiene una diferencia de sólo el
0,27% respecto al genoma de
Pan troglodytes (chimpancés) y de
0,65% respecto al genoma de los gorilas.
Los fósiles más antiguos de
Homo sapiens tienen una antigüedad
de casi 200.000 años
[13]
y proceden del sur de Etiopía
(formación Kibish del río Omo), considerada como la cuna de la humanidad (véase Hombres de Kibish). A estos restos fósiles siguen en
antigüedad los de
Homo sapiens idaltu, con unos 160.000 años.
Algunos datos de genética molecular concordantes con
hallazgos paleontológicos, sostienen que todos los seres humanos
descienden de una misma Eva mitocondrial o E.M., esto quiere decir que, según
los rastreos del ADNmt - que sólo se transmite a través de las madres-,
toda la humanidad actual tiene una antecesora común que habría
vivido en el noreste de África, probablemente en Tanzania
(dada la mayor diversidad genética allí) hace entre 150.000 y 230.000
años
[14]
(ver haplogrupos de ADN
mitocondrial humano).
Estudios de los haplogrupos del cromosoma Y
humano, concluyen que por línea paterna hay una ascendencia que
llega hasta el Adán cromosómico, el
cual habría vivido en el África subsahariana
entre hace 60.000 y 90.000 años.
[15]
Otros indicios derivados de muy recientes investigaciones sugieren
que la de por sí exigua población de
Homo sapiens hace unos
74.000 años se redujo al borde de la extinción al producirse el
estallido del volcán Toba, según la Teoría de la catástrofe de Toba,
volcán ubicado en la isla de Sumatra,
cuyo estallido ha dejado como rastro el lago
Toba. Tal erupción-estallido tuvo una fuerza 3.000 veces superior a
la erupción del Monte
Santa Helena en 1980. Esto significó que gran parte del planeta se
vio cubierto por nubes de ceniza volcánica que afectaron negativamente a
las poblaciones de diversas especies incluidas la humana. Según esta
hipótesis llamada entre la comunidad científica Catástrofe de Toba, la
población de
Homo sapiens (entonces toda en África; la primera
migración fuera de África fue en torno al año 70.000 ac) se habría
reducido a sólo alrededor de 1000 individuos. Si esto es cierto,
significaría que el 'pool' genético de la especie se habría restringido
de tal modo que se habría potenciado la unidad genética de la especie
humana
[cita requerida].
No todos están de acuerdo con esa datación. Después de analizar el
ADN de personas de todas las regiones del mundo, el genetista Spencer
Wells sostiene que todos los humanos que viven hoy descienden de un
solo individuo que vivió en África
hace unos 60.000 años.
[16]
Por todo lo antedicho queda demostrado el monogenismo
de la especie humana y, consecuentemente, descartado el poligenismo,
que servía de "argumento" a teorías racistas.
Migraciones
prehistóricas de Homo sapiens
Artículo
principal: Migraciones
humanas prehistóricas.
Junto a los hallazgos arqueológicos, los principales indicadores de
la expansión del ser humano por el planeta son el ADN mitocondrial y el cromosoma
Y, que son característicos de la descendencia por línea materna y
paterna respectivamente.
Los humanos ya habrían comenzado a salir de África unos 90.000 años
antes del presente; colonizando para esas fechas el levante (Estos restos fósiles han sido
atribuibles a tempranos
Homo sapiens, pero su relación real con
los humanos modernos es muy discutible).
[17]
Mapa de la migración humana según estudios del ADN mitocondrial. La leyenda
representa los miles de años desde la actualidad. La línea azul señala
la extensión máxima de los hielos y las áreas de tundra
durante la última gran glaciación.
Australia
y
Nueva Guinea: la
Línea de Wallace no significó para los
Homo
sapiens un límite insuperable para acceder a esta región. La llegada
de humanos a Australia se data hace unos 50.000 años cuando pudieron
fabricar rústicas almadías o balsas de juncos para atravesar el estrecho
que separaba a Sahul de la región de la Sonda.
Europa:
comenzó a ser colonizada hace sólo unos 40.000 años, se supone que
durante milenios el desierto de Siria
resultaba una barrera infranqueable desde África hacia Europa, por lo
que habría resultado más practicable una migración costera desde las
costas de Eritrea a las costas yemeníes y de allí al subcontinente
indio. La expansión por Europa coincide con la extinción de su coetáneo
de entonces, el hombre de Neandertal.
Oceanía: la colonización de estas islas más
próximas a Eurasia se habría iniciado hace unos 50.000 años, pero la
expansión por esta MUG (macro-unidad geográfica) fue
muy lenta y gradual, y hace un os 5.000 años pueblos austronesios comenzaron una efectiva expansión
por Oceanía,
aunque archipiélagos como el de Hawái y
Nueva Zelanda no estaban aún poblados por seres humanos
hace 2.000 o 1.500 años (esto requirió el desarrollo de una apropiada técnica
naval y conocimientos suficientes de náutica).
América: la llegada del
hombre a América, se habría iniciado hace unos 20.000 o, al menos,
15.000 años, aunque no hay consenso al respecto. Durante las
glaciaciones el nivel de los océanos desciende al grado que el "Viejo
Mundo" y el "Nuevo Mundo" forman un megacontinente unido por el Puente de Beringia.
Antártida: ha sido la última MUG
descubierta por el español Gabriel de Castilla (1603), siendo
poblada desde 1904,
y con población nativa desde 1978
(población chilena).
Bipedestación
Los Homininos, primates bípedos, habrían surgido
hace unos 6 ó 7 millones de años en África,
cuando dicho continente se encontró afectado por una
progresiva desecación que redujo las áreas de bosques y selvas.
Como adaptación al bioma de sabana aparecieron primates capaces de caminar fácilmente de modo bípedo y mantenerse erguidos (East Side Story;
[18]
[19]
) . Más aún, en un medio cálido y con fuerte radiación ultravioleta e infrarroja algunas de las mejores soluciones
adaptativas son la marcha bípeda y la progresiva reducción de la capa
pilosa, lo que evita el excesivo recalentamiento del cuerpo. Hace
150.000 años el norte de África volvió a sufrir una intensa
desertización lo cual significó otra gran presión evolutiva como para
que se fijaran los rasgos principales de la especie
Homo
sapiens.
Para lograr la postura y marcha erecta han tenido que aparecer
importantes modificaciones:
- Cráneo. Para permitir la bipedestación, el foramen magnum (u orificio occipital por
el cual la médula espinal pasa del cráneo a la raquis)
se ha desplazado; mientras en los simios el foramen magnum se ubica en
la parte posterior del cráneo,
en el Homo sapiens (y en sus ancestros directos) el foramen
magnun se ha "desplazado" casi hacia la base del mismo.
- Columna vertebral. La columna vertebral bastante rectilínea en los simios, en
el Homo sapiens y en sus ancestros bípedos ha adquirido
curvaturas que permiten soportar mejor el peso de la parte superior del
cuerpo, tales curvaturas tienen un efecto "resorte". Por lo demás la
columna vertebral ha podido erguirse casi 90º a la altura de la pelvis; si
se compara con un chimpancé se nota que al
carecer este primate de la curva lumbar, su cuerpo resulta empujado
hacía adelante por el propio peso. En la raquis humana el centro de
gravedad se ha desplazado, de modo que el centro de gravedad de todo el
cuerpo se sitúa encima del soporte que constituyen los pies; al tener el
Homo sapiens una cabeza relativamente grande el centro de
gravedad corporal es bastante inestable (y hace que al intentar nadar,
el humano tienda a hundirse "de cabeza")[cita requerida]. Otro
detalle; las vértebras humanas son más circulares que las de los
simios, esto les permite soportar mejor el peso vertical.
- Pelvis. La pelvis se ha debido ensanchar, lo cual ha sido
fundamental en la evolución de nuestra especie. Los huesos ilíacos de la
región pelviana en los Homo sapiens (e inmediatos antecesores)
"giran" hacia el interior de la pelvis, esto le permite soportar mejor
el peso de los órganos al estar en posición erecta. La citada
modificación de la pelvis implica una disminución importante en la
velocidad posible de la carrera por parte de los humanos. La
bipedestación implica una posición de la pelvis,
que hace que las crías nazcan "prematuras": en efecto, el parto humano
es denominado ventral acodado ya que existe casi un ángulo recto entre
la cavidad abdominal y la vagina que en el pubis de la mujer es casi frontal,
si en todos los otros mamíferos el llamado canal de parto es muy
breve, en cambio en las hembras de Homo sapiens es muy
prolongado y sinuoso, esto hace dificultosos los alumbramientos. Como se
verá más adelante, esto ha sido fundamental en la evolución de nuestra
especie.
- Piernas. También para la bipedestación ha habido otros
cambios morfológicos muy importantes y evidentes, particularmente en los
miembros y articulaciones. Los miembroas
inferiores se han robustecido, el fémur humano se inclina hacia
adentro, de modo que le posibilita la marcha sin necesidad de girar casi
todo el cuerpo; la articulación de la rodilla se ha vuelto casi
omnidireccional (esto es, puede moverse en diversas direcciones), aunque
en los monos -por ejemplo el chimp ancé- existe una mayor flexibilidad de la
articulación de la rodilla, lo que facilita un mejor desplazamiento por
las copas de los árboles, es así que el humano a diferencia de sus
parientes más próximos no marcha con las rodillas dobladas.
- Pies. En los humanos los pies se han alargado,
particularmente en el talón, reduciéndose algo los dedos del pie y dejando
de ser oponible el "pulgar" del pie (el dedo mayor), en
líneas generales el pie ha perdido casi totalmente la capacidad de
aprehensión. Se sabe, en efecto, que el pie humano ha dejado de estar
capacitado para aferrarse (cual si fuera una mano) a las ramas, pasando
en cambio a tener una función importante en el soporte de todo el
cuerpo. El dedo mayor del pie tiene una función vital para lograr el
equilibrio de los homininos durante la marcha y
la postura erecta; en efecto, el pulgar del pie de un chimpancé es
transversal, lo que permite al simio aferrarse más fácilmente de las
ramas, en cambio el "pulgar" del pie humano, al estar alineado, facilita
el equilibrio y el impulso hacia adelante al marchar o correr. Los huesos de
los miembros inferiores son relativamente rectilíneos en comparación con
los de otros primates.
Ventajas y
desventajas de la bipedestación
Es evidente que la gran cantidad de modificaciones anatómicas que
condujeron del cuadrupedismo al bipedismo requirió una fuerte presión
selectiva. Se ha discutido mucho sobre la eficacia e ineficacia de la
marcha bípeda comparada con la cuadrúpeda. También se ha notado que
ningún otro animal de los que se adaptaron a la sabana al
final de Mioceno
desarrolló una marcha bípeda. Hemos de tener en cuenta que partimos de
homínidos con un tipo de desplazamiento cuadrúpedo poco eficaz para
largos desplazamientos en terreno abierto: el modo en que se desplazan
los chimpancés, apoyando la segunda falange de los dedos de las manos no puede
compararse a la marcha cuadrúpeda de ningún otro mamífero. Los primeros homínidos de sabana
probablemente se vieron obligados a desplazarse distancias considerables
en campo abierto para alcanzar grupos de árboles situados a distancia.
La marcha bípeda pudo ser muy eficaz en estas condiciones ya que:
[6]
- Permite otear el horizonte por encima de la vegetación herbácea en
busca de árboles o depredadores.
- Permite transportar cosas (como comida, palos, piedras o crías) con
las manos, liberadas de la función locomotora.
- Es más lenta que la marcha cuadrúpeda, pero es menos costosa
energéticamente, lo que debería ser interesante para recorrer largas
distancias en la sabana, o en un hábitat más pobre en recursos que la
selva.
- Expone menos superficie al sol y permite aprovechar la brisa, lo que
ayuda a no recalentar el cuerpo y ahorrar agua, cosa útil en un hábitat
con escasez del líquido elemento.
Hace años se argumentó que la liberación de las manos por parte de
los primeros homínidos bípedos les permitió elaborar armas de piedra
para cazar, lo cual habría sido el principal motor de nuestra evolución.
Hoy está claro que la liberación de las manos (que se produjo hace más
de 4 millones de años) no está ligada a la fabricación de herramientas,
que aconteció unos 2 millones de años después, y que los primeros
homininos no eran cazadores y que a lo sumo comían carroña
esporádicamente.
[cita requerida]
Pero la bipedestación trajo una desventaja en la reproducción, ya que el hecho de pasar del
cuadrupedismo al bipedismo conllevó un cambio anatómico de las caderas, con gran reducción del canal del parto
que hacia más difícil y doloroso el alumbramiento, tal como se demuestra cuando se
compara la cadera de un chimpancé promedio con la de un
Australopithecus como
Lucy,
quienes además presentan un tamaño de cerebro similar.
[20]
Aspectos
morfológicos
Diferencias
con otros primates
Cuando los ancestros del
Homo sapiens y otros muchos primates
vivían en selvas comiendo frutos, bayas y hojas, abundantes en vitamina
Cj, pudieron perder la capacidad genética, que tiene la mayoría de
los animales, de sintetizar en su propio organismo tal vitamina. Tales
pérdidas durante la evolución han implicado sutiles pero importantes
determinaciones: cuando las selvas originales se redujeron o, por
crecimiento demográfico, resultaron superpobladas, los primitivos
homininos (y luego los humanos) se vieron forzados a recorrer
importantes distancias, migrar, para obtener nuevas fuentes de
nutrientes (por ejemplo de la citada vitamina C).
Todos los cambios reseñados han sucedido en un periodo relativamente
breve (aunque se mida en millones de años), esto explica la
susceptibilidad de nuestra especie a afecciones en la columna vertebral y
en la circulación sanguínea y linfática.
Liberación de los
miembros superiores
La postura bípeda dejó libres los miembros superiores que ya no
tienen que cumplir la función de patas (excepto en los niños muy
pequeños) ni la de braquiación,
es decir, el desplazamiento de rama en rama con los brazos, aun cuando
la actual especie humana, de la cintura hacia arriba mantenga una
complexión de tipo arborícola.
Esta liberación de los miembros superiores fue, en su inicio, una
adaptación óptima al bioma de sabana; al marchar bípedamente y con los
brazos libres, los ancestros del hombre podían recoger más fácilmente su
comida; raíces, frutos, hojas, insectos, huevos, reptiles pequeños,
roedores y carroña; en efecto, muchos indicios hacen suponer como
probable que nuestros ancestros fueran en gran medida carroñeros y,
dentro del carroñeo, practicaran la modalidad llamada cleptoparasitismo, esto es, robaban las
presas recién cazadas por especies netamente carnívoras; para tal
práctica, nuestros ancestros debían haber actuado en bandas,
organizadamente.
Los miembros superiores, siempre en relación con otras especies, se
han acortado. Estos miembros superiores al quedar liberados de funciones
locomotoras, se han podido especializar en funciones netamente humanas.
El pulgar oponible es una característica heredada de los primates más
antiguos, pero si en éstos la función principal ha sido la de aferrarse a
las ramas y en segundo lugar aprehender las frutas o insectos que
servían de alimento, en la línea evolutiva que desemboca en nuestra
especie la motilidad de la mano, y en particular de los dedos de ésta,
se ha hecho gradualmente más precisa y delicada lo que ha facilitado la
elaboración de artefactos; aún (junio de 2005) no se tiene conocimiento
respecto al momento en que la línea evolutiva comenzó a crear
artefactos, es seguro que hace ya más de 2 millones de años
Homo
habilis/Homo rudolfensis realizaba toscos
instrumentos que utilizaba asiduamente (en todo caso, los chimpancés, en
estado silvestre, confeccionan "herramientas" de piedra, madera y hueso
muy rudimentarias). El desarrollo de la capacidad de pronación
en la articulación de la muñeca también
ha sido importantísimo para la capacidad de elaborar artefactos.
Visión
El humano hereda de los prosimios la visión estereoscópica y
pancromática (la capacidad de ver una amplia tonalidad de los colores
del espectro visible); los ojos
en la parte delantera de la cabeza posibilitan la visión estereoscópica
(en tres dimensiones), pero si esa característica surge en los
prosimios como una adaptación para moverse mejor durante la noche o en
ambientes umbríos como los de las junglas,
en
Homo sapiens tal función cobra otro valor; facilita la mirada a
lontananza, el otear horizontes, en este aspecto la visión
es bastante más aguda en los humanos que en los otros primates y en los
prosimios. Esto facilitará el hecho por el cual
Homo sapiens sea
un ser altamente visual (por ejemplo las comunicaciones mediante la
mímica), y facilitará asimismo
lo imaginario.
Especialización
Pese al conjunto de modificaciones morfológicas antes reseñadas,
desde el punto de vista de la anatomía comparada, llama la atención una
cuestión:
Homo sapiens es un animal relativamente poco
especializado. En efecto, gran parte de las especies animales ha logrado
algún tipo de especialización anatómica (por ejemplo los artiodáctilos poseen pezuñas
que les permiten correr en las llanuras despejadas), pero las
especializaciones, si suelen ser una óptima adaptación a un determinado bioma,
conllevan el riesgo de la desaparición de la especie especializada y
asociada a tal bioma si éste se modifica.
La ausencia de tales especializaciones anatómicas ha facilitado a los
humanos una adaptabilidad inusitada entre las demás especies de vertebrados para adecuarse a muy diversas
condiciones ambientales.
Más aún, aunque parezca paradójico,
Homo sapiens tiene
características neoténicas. En efecto, la estructura craneal de un
Homo
sapiens adulto se aproxima más a la de la cría de un chimpancé que a
la de un chimpancé adulto: el rostro es achatado ("ortognato" o de
"bajo índice facial") y es casi inexistente el
torus
supraorbitario (en la humanidad actual apenas se encuentran vestigios de
torus en las poblaciones llamadas australoides). De otro modo se
puede decir que los arcos superciliares de
Homo sapiens son
"infantiles", delicados, el rostro aplanado o ligeramente prognato.
Homo sapiens es, por su anatomía, un animal muy vulnerable si
se encuentra en condiciones naturales.
Asociado al hecho por el cual morfológicamente el ser humano tenga
características que le aproximan a las de un chimpancé "niño" se
encuentra el 'ortognatismo' y esto quiere decir, entre otras cuestiones,
que los dientes
de
Homo sapiens son relativamente pequeños y poco
especializados, las mandíbulas,
por esto, se ha abreviado y hecho más delicadas, falta además el diastema
o espacio en donde encajan los colmillos.
La debilidad de las mandíbulas humanas las hace casi totalmente
inútiles para la defensa a mordiscos ante un predador y, asimismo, son
muy deficientes para poder consumir gran parte del alimento en su estado
natural, lo que es uno de los muchos déficits corporales que llevan al
humano a vivir en una sociedad organizada.